Pedimos una Licencia por Maternidad de 210 días (30 antes del parto y 180 después) y una Licencia por Paternidad de 20 días hábiles (5 antes del parto y 15 después) para toda la Argentina y tanto en el ámbito público como privado, para hijos biológicos o adoptivos, y una ley especial de Nacimientos que contemple todos los casos que hoy se dan en el país.
Porque la mujer que elije ser madre necesita herramientas serias para poder criar y trabajar sin trabas. Porque los padres son fundamentales en ese momento vitál único. Porque los bebés necesitan estar en su núcleo familiar el mayor tiempo posible para desarrollarse física y emcionalmente sano.
Porque creemos sinceramente que una mejor sociedad se forma sobre la base de un mejor cuidado de nuestros niños y niñas.

domingo, 5 de junio de 2011

"Madres en riesgo", por Bernardo Kliksberg*

Si una madre da a luz en Noruega, tiene 15 meses de licencia post parto pagos, y su marido tres meses. La idea es que el bebe sea recibido al mundo del mejor modo por ambos padres.
Entre otros aspectos según la Organización Mundial de la Salud, es muy importante que tenga seis meses de lactancia materna. Nada puede reemplazar a lo que ello significa en términos nutricionales, y afectivos. Las madres noruegas tienen todo el apoyo de la sociedad para hacerlo. El 98% de ellas cumplen con la indicación de los 6 meses de lactancia. La madre y el bebe no están solas. Toda la sociedad se está haciendo responsable de cuidar a ambos en ese momento decisivo.
Se podría argumentar que Noruega puede hacerlo porque es un país petrolero, y tiene importantes ingresos por ello. No basta, es un tema de la agenda de prioridades. Otros países petroleros dedican a salud pública un porcentaje de su producto bruto 300% menor comparativamente que Noruega, entre ellos Kuwait, 2%, Oman, 2.45%, Guinea Ecuatorial, 2.1%.
En América Latina, las madres con empleos formales no tienen más de 3 meses de licencia por parto en los mejores casos, y los padres, ninguna o unos pocos días. Las madres trabajadoras informales que son un alto porcentaje de las que trabajan, tienen cero mes de dicha licencia porque no hay quienes las proteja.
Las cifras de lactancia materna en general están muy por debajo de lo necesario. Es también un tema de prioridades. Costa Rica, que no tiene ninguna materia prima estratégica, hace 10 años que invierte en salud pública el 6% de su producto bruto. Tiene tasas bajísimas de mortalidad materna e infantil.
Perú invierte sólo el 1%, Guatemala, el 1.4%. En las poblaciones indígenas de Perú mueren cerca de 300 madres cada 100.000 nacimientos, una de las altas tasas del planeta. Guatemala tiene el 48% de los niños desnutridos.
Proteger a las madres y los niños es la primera obligación de una sociedad. Debe hacerse desde un enfoque de derechos. No es un favor, ni una caridad. Es reintegrar un derecho violado. Ello requiere políticas públicas vigorosas, con las que colabore la responsabilidad social empresarial, y la sociedad civil.
Son sugerentes entre otras iniciativas como las de Michelle Bachelet que en su Presidencia en Chile universalizó la posibilidad de que las madres trabajadoras pudieran dejar sus niños en hogares de cuidado diario financiados por el Estado, de buena calidad, y administradores por las propias madres entrenadas especialmente para ello.
O como la de Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina que termina de crear una asignación especial que protegerá durante 6 meses las madres pobres que no tienen protección, creando de hecho uno de los primeras licencias de parto para madres sin trabajo, o que trabajan en la economía informal.
También en Uruguay y ahora en Argentina, se están dictando leyes que dan plenos de derecho a las trabajadoras en el servicio doméstico, desamparadas casi totalmentente en la región, entre ellos las licencias por parto.
Es hora de que las sociedades se hagan pleno cargo de sus responsabilidades con las madres y los niños. Allí se juega su perfil ético y su futuro.

(*)Designado por la Organización Mundial Social miembro del Consejo Asesor de la misma, para el Congreso Mundial de determinantes sociales de la salud.

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